Desde la Biblioteca Escolar Gregorio Santiago Chervo queremos compartirles un cuento de autor nicoleño con motivo de la pronta celebración del Día de la Bandera Nacional. ¡Esperamos que les guste!
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La verdadera historia
de los colores de la bandera
Por Gerardo Furlán
Resulta que a Manuel Belgrano se le venía encima la fecha
para enarbolar por primera vez la Bandera Nacional ¡y aún no había decidido de
qué colores la quería! A él le gustaba mucho la combinación de celeste y blanco
que tenían las escarapelas, pero había tantas opciones, ¡tantos colores para
elegir!
Su ejército esperaba ansioso el salir a pelear contra los
realistas llevando en alto una bandera que los represente y les dé valor, pero
Manuel Belgrano no terminaba de decidirse. ¡Cuánta presión! ¡Qué ansiedad!
Tanto cavilaba sin resultados que decidió pedir opinión a las personas en las
que más confiaba.
-¡Mamá, mamá! –dijo a su madre, María Josefa- ¿Qué colores
te gustarían para la Bandera Nacional? A mí me gusta el celeste y el blanco, pero
no estoy seguro ¿a vos qué te parece?
Su mamá, sin soltar la regadera con la que regaba las plantas
del fondo, le dijo -para mí tiene que tener el color rojo de los malvones y el
rosa de las rosas ¡A todo el mundo les gustan los malvones y las rosas!- Manuel
Belgrano lo pensó y se dio cuenta que su mamá tenía bastante razón.
Entonces peguntó a su papá que tomaba mate en el porche de
la casa. –Verde - Respondió Don Domingo -como el pasto de los campos, como la
copa de los árboles y como la yerba del mate ¡A todo el mundo le gusta el
mate!- Manuel lo pensó y se dio cuenta que su papá tenía bastante razón.
-A mí me gusta el violeta –le dijo su novia (que se llamaba
María Josefa igual que su mamá) cuando Manuel le fue a preguntar -¿Te diste
cuenta que casi ninguna bandera del mundo es de color violeta? Para mí tiene que ser
violeta. -Manuel lo pensó y se dio cuenta que María Josefa tenía mucha razón.
Con todas estas ideas en la cabeza y un papelito en la mano Manuel Belgrano fue a ver a la señora
que iba a coser la bandera, Doña María Catalina Echevarría, y le dijo. –Acá le
traigo dibujado un borrador de cómo debe ser la bandera, tiene que tener una parte
celeste y otra blanca como la escarapela, esta parte de acá rosa y roja como
los malvones y las rosas, una banda que la cruza de lado a lado de color verde como
el campo y la yerba mate y esta punta de acá, violeta, porque casi ninguna
bandera del mundo tiene violeta, ¿vió? –dijo y se puso un poco colorado, porque
se daba cuenta que como bandera, iba a ser un poco cambalachera. Se iba a parecer más al estandarte de una comparsa que a un símbolo que le diera valor y confianza a sus soldados cuando pelearan contra los realistas.
Doña Catalina miró el dibujo y sentenció: -Mire, con el
celeste no hay problema, porque acá me quedan dos retazos de una mantita que le
hice a la niña felicitas cuando actuó como la Virgen María en navidad. Y con el
blanco tampoco hay problema porque acá tengo un retazo que me quedó de cuando le hice la
camisita al niño Pedro Pablo cuando tomó la comunión. Pero los otros colores,
se los debo, mire vea.
Así fue como, al otro día, muy contento Manuel Belgrano izó la bandera celeste y blanca, tal cual como a él le gustaba desde un principio. ¡Y a todo el mundo le gustó mucho!
Porque es muy importante pedir consejo a los demás, ¡tanto como lo es confiar
en uno mismo!
-FIN-
A continuación compartimos uno de los dibujos que hicieron los alumnos de 2º al trabajar con este cuento:
(Autora: Cloe Argerich)
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